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Tres (y dos) mitos sobre la hipnosis

A menudo el cine y la televisión nos dan una idea equivocada de la hipnosis. Vemos a hechiceros de misteriosos poderes obligar a la gente a cometer todo tipo de crímenes y actos asombrosos. Y con la misma frecuencia, los espectadores de un espectáculo de hipnosis se preguntan si todo eso que nos cuenta la ficción es cierto. Vamos a repasar algunos de los mitos más frecuentes sobre la hipnosis.

1) “No he estado bajo hipnosis, ¡me acuerdo de todo!”: ¡Claro! Precisamente, lo complicado es lo contrario: conseguir una amnesia completa. El estado de trance no es más que un momento de atención muy concentrada, idéntico a cuando vemos una película interesante o una emocionante novela. Por eso el hipnotizado recuerda todo lo que ha ocurrido con gran lujo de detalles: la voz del hipnotista, las instrucciones e incluso las alucinaciones provocadas. Pero nuestra capacidad de atención es limitada: por eso mucha gente apenas recuerda lo que tenía menos que ver con el hipnotizador: las risas, los aplausos o las músicas empleadas.

2) ´No he estado bajo hipnosis, ¡lo he hecho porque quería´: Efectivamente. Es igual que cuando ves esa película emocionante. El estado de trance simplemente es agradable. Viendo esa película por supuesto que puedes levantarte y apagar la tele. Simplemente no te apetece. Con la hipnosis ocurre lo mismo. Lo que el hipnotizador consigue (igual que un buen vendedor) es que no hagas consciente ese pensamiento. ¡Solo te ocupas de pasarlo bien!

3) ´Podría haber salido del trance si hubiese querido´: este mito es parcialmente cierto y está relacionado con el anterior. Efectivamente, en los niveles menos profundos de hipnosis el sujeto puede libremente salir del estado de trance, ´despertarse´, como parecería desde fuera. Es una prueba que se realizó con mucha frecuencia en los primeros años de estudio de la hipnosis en el siglo XIX. Sin embargo, en cuanto la hipnosis profundiza en el sujeto, esta capacidad desaparece, aunque la sensación de libertad permanece existiendo. ¿Qué ocurre si dejamos a una persona en trance hipnótico? Absolutamente nada. Al cabo de un rato saldrá de forma natural, o mejor aún: entrará en sueño fisiológico y se echará una breve y reparadora siesta.

El próximo día trataremos dos mitos con algo más de sustancia. Y muy clásicos:

4) ´Ese no está hipnotizado, ¡se está riendo!´

5) ´No estaba dormido, ¡oía todo lo que me decían!´

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