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Técnicas de creatividad para ‘atascaos’ – Episodio III – El binomio fantástico

¡Buenos días, maestros de la mente!

En anteriores entradas os he hablado del ‘brainstorming‘ y el mapa mental. Le ha llegado el turno a una herramienta de creatividad que me fascinó desde que la conocí por su asombrosa sencillez. Hoy os presento… ¡El binomio fantástico!

Gianni Rodari en su libro ‘Gramática de la fantasía’, habla de este concepto enfocándolo al arte de narrar historias. Te recomiendo encarecidamente leer el libro (el disfrute de su lectura justifica el viaje), pero además te recomiendo que practiques lo que en él se cuenta.

Y por eso he elegido hablarte hoy de esta técnica. Porque más que una técnica con un objetivo claro como las que ya hemos visto es una que te servirá de entrenamiento para comenzar a liberar tu creatividad atascada. ¡Vamos allá!

Jano, dios de las puertas, los comienzos y los viajes te desea ‘buen destino’.

¿Qué es?

El binomio fantástico es una herramienta de creatividad consistente en liberar nuestra mente inconsciente y nuestra imaginación empleando dos términos sin relación aparente elegidos al azar.

Qué soso suena dicho así, ¿verdad? ¡Déjame que te explique más!

 

¿Por qué?

Si elegimos un solo concepto para nuestra imaginación, a menudo lo vemos inerte, sin movimiento, sin narración ni historia. Por ejemplo, si yo te digo ‘detective’. Es solo un punto en nuestro viaje. Pero para trazar una ruta, precisamos dos.

En su obra ‘Los orígenes del pensamiento del niño’ Henry Wallen nos dice que el pensamiento de genera y nace por parejas. Entendemos la idea de ‘grande’ a la vez que la de ‘pequeño’, no antes ni después. ‘Blando’ y ‘duro’ aparecen juntos. Es una manera natural que tenemos de categorizar la experiencia humana. Pero a menudo ambos términos tienen una asociación lógica o suelen ser opuestos.

La elección de las palabras al azar tiene un claro objetivo: evitar las secuencias lógicas con las que frecuentemente hacemos asociaciones. Si te pido que pienses en el detective y lo describas, emplearás los recursos que ya conoces o los caminos que tu imaginación ya ha transitado frecuentemente. Sin siquiera quererlo, comenzarás a decirme palabras que seguramente puedan añadirse a detectives ya imaginados: pipa, metódico (Sherlock Holmes), inquisitivo, huevo (el teniente Colombo) o duro, revólver (como Harry el Sucio). Seguro que puedes escribir historias asombrosas con esos conceptos, pero queremos hacer que salte la chispa.

Así que buscamos una palabra al azar: ‘hechizar’.

Y de pronto, nos encontramos con posibilidades que nunca se nos hubieran ocurrido. Con un mágico fogonazo, nuestro detective de pronto abandona las calles de Londres o San Francisco y comienza a caminar por los empedrados de Ankh-Morpork o Gondor. O tal vez, de regreso a los años 20, ha sido víctima de un hechizo vudú que no puede recordar. O incluso el propio detective sea un astuto hechicero que emplea sus artes mágicas para investigar los crímenes que nadie más puede en una ciudad repleta de superhéroes. ¡Tu creatividad ya está entrenando!

Y solo hemos comenzado a imaginar.

¿Cómo?

Existen diversas mecánicas que permiten que funcione esta técnica tan poderosa. La más simple es la evidente: generar dos palabras al azar y dejar que la mente vague libremente, como hemos hecho en el ejemplo. Ya tenemos historias que comenzar a relatar. Para elegir las palabras puedes emplear un generador de palabras aleatorias, hojear un diccionario y colocar el dedo o elegirlas entre varias personas.

En ‘Gramática de la fantasía’ el autor explica un método bellísimo que además convertía la experiencia en memorable: siendo maestro, colocaba una pizarra grande con dos caras, una de ellas hacia la clase. Pedía a uno de los niños que escribiera una palabra por delante y a otro por detrás. La palabra visible de pronto adquiría una dimensión casi mágica. Si el niño escribía ‘cerdo’ de pronto ese perro ya no era un animal cualquiera. Era un ser casi mítico a punto de convertirse en asombroso gracias el poder imaginario de la otra palabra. De pronto, se giraba la pizarra y aparecía la segunda parte del binomio: ‘pastel’, y la sorpresa garantizaba una carcajada en todo el aula.

Existen dados con ilustraciones diseñados para ejercicios de este tipo que también pueden serte útiles. Lo que sí te doy es un consejo: no tengas miedo a las palabras. Cuando más difícil te parezca de emparejar el binomio, mejor. Si la primera palabra es ‘flequillo’ no esperes que te salga una fácilmente relacionable (‘gorra’ o ‘rasta’). Emplea la primera que salga aunque creas que no tiene sentido (por ejemplo ‘morro’ o ‘zapatones’).

Pero puedes llevar esto más lejos si te permites el lujo de llevar las palabras lejos de sus significados y concatenaciones obvias. En nuestro ejemplo del cerdo y el pastel lo sencillo sería imaginar a un orondo gorrino devorando un pequeño pastelito, así que las uniremos de otra manera empleando algo sencillo y poderoso: preposiciones. Y conseguimos cosas como:

 

El cerdo desde el pastel
El pastel desde el cerdo
El cerdo del pastel
El pastel entre el cerdo

Como vemos, ya de por sí cada una evoca imágenes e ideas muy diferentes y todas alejadas del peludo puerco devorando al inocente bollito. Vamos a detallarlas un poco más:

1.) El cerdo desde el pastel: en una guerra en el País de los pasteles hay gigantescos tanques-bizcocho con catapultas de barquillo que arrojan pesadas piñatas en forma de marrano. Al impactar, liberan su carga tóxica contra sus enemigos. Podemos usar el aspecto dulce de un idílico mundo azucarado con el contraste del horror de la guerra.

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2.) El pastel desde el cerdo: en un mundo de fantasía medieval, pequeños duendecillos de un estado feudal justan entre sí para lograr el amor de una princesa. En vez de caballos cabalgan pequeños cerdos y en lugar de lanzas de caballería arrojan pasteles llenos de nata. Evidentemente, uno de ellos aparece asesinado y un detective hechicero se encarga de investigarlo.

3.) El cerdo del pastel: aquí imaginamos a un pastel antropomórfico (y reciclando el resto de palabras aleatorias, le pondremos gorra, morro, flequillo y zapatones) paseando un cerdo con una correa. Sin querer, la imaginación nos lleva a pensar en una forma de vida basada en los vegetales que precisa disfrazarse, paseando un animal poco común. Tal vez se trate de una invasión alienígena y nuestra atmósfera es tan nociva que no pueden ver por sí mismos, precisando un animal de compañía cada uno de ellos, con el que tengan un enlace telepático. O quizá el visitante de otro planeta no es un invasor, sino un simple archivero y es quien tiene forma de animal y la persona creada con vegetales es una suerte de golem tecnológico para evitar levantar sospechas.

4.) El pastel entre el cerdo: se me ocurre de manera sencilla, un pequeño bollo criado entre cerdos, a los que su madre ha de enseñar a no morder a su hermana adoptiva. Con un tratamiento narrativo apropiado y un buen ilustrador podríamos obtener un cuento infantil sobre la integración que sería el sueño de muchos dibujantes.

 

¿Dónde?

Evidentemente, las aplicaciones son muchas más que el simple juego creativo. Como te puedes imaginar, su utilidad en las aulas de educación infantil puede ser tremendamente valiosa, pero no solamente para los más pequeños. En el aprendizaje de idiomas logra evitar las fórmulas y planteamientos preestablecidos, obligando a los alumnos a un trabajo más exigente pero más divertido, de forma que todo el proceso se optimiza.

Donde destaca especialmente es en la narrativa, donde como ya has visto, de una simple elección de dos palabras podemos desgranar decenas de historias y supuestos distintos. El ‘bloqueo de escritor’ a menudo solo necesita un empujón lateral para poner todo a funcionar.

Personalmente, lo empleo en la elaboración de los textos de mis espectáculos. Cuando diseño o aprendo un nuevo efecto de mentalismo pero no logro hallar qué palabras, qué historia emplear, voy al binomio fantástico. Gracias a él he podido esquivar hasta hoy los lienzos en blanco.

Y ahora, cuéntame: aparte de gorrino y pastel… ¿cuál es tu BINOMIO FANTÁSTICO?

Bibliografía recomendada:

Gramática de la fantasía, Gianni Rodari, editorial Del Bronce.

Promethea, Alan Moore, Planeta DeAgostini Cómics.

Teoría y técnica de la narración oral escénica, Francisco Garzón Céspedes,editorial Páginas Libros de Magia.

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