Blog

Un cuento de titiriteros detenidos: El rey que estrangulaba a los bufones

Se abre el telón.

El bufón se burla de la crueldad del Rey.

Y en respuesta, el rey estrangula a los bufones.

¿Te ha gustado?

Este es el libreto del espanto que asola (como solo asolan los villanos de los cuentos) cada escenario de España, cada tabla, cada aplauso.

Porque opino lo mismo que ya has pensado: que la obra era burda, zafia, que por mucho que los artistas anunciaran momentos antes de comenzar que el espectáculo no era apto para público infantil nunca debieron descorrer ese telón del que he hablado, nunca debieron haber comenzado.

Estamos de acuerdo. Y es lo que quisiera decir a los dos muchachos que hoy dormirán en una cárcel si los tuviera enfrente. Expresarles de tú a tú, como compañeros del mismo viaje bajo los focos el ridículo error que han cometido. Y después de eso, me giraría para poder desenvainar, cerrando filas a su lado. Porque el mismo fuego que llueve sobre ellos salpica a todo el que se suba a partir de hoy a un escenario.

Pero no me importa, por culpa de la realidad.

Porque la realidad es que dos hombres son reos por contar un cuento.

Y el rey ha mandado que los estrangulen.

Los artistas que nos subimos a la escena (en un teatro de mil personas, en una taberna, todos son el mismo) decimos muchas cosas. Unos detestamos hablar y que se hable de política a través de nuestra fantasía teatral. Otros no, y por ello lo hacen, como es su derecho. Caído el telón, apagadas las luces, hablamos mucho sobre esto, desde nuestras enfrentadas posturas. Pero cuando se abre, callamos. Porque hay un compañero de combate peleando.

El mismo derecho que ellos tienen a hacer algo con lo que yo no estoy de acuerdo lo tienes tú a no escucharlo. A levantarte de la butaca y regresar a la taquilla a pedir que te devuelvan el importe que pagaste por la entrada.

Pero ese derecho (que te pido que emplees sin reparo alguno, porque lo entendemos mejor de lo que piensas) no hará que se detenga el espectáculo: seguiremos hablando, contando y soñando. Cada uno con su intención, cada uno con su empeño, empapado por sus ideas. Y ocurrirán muchas cosas si nos observas. Si nos escuchas.

Verás muertes, y dramas, y corazones rotos. Verás hombres malvados que se salen con la suya igual que verás héroes, derrotados demasiado a menudo. Verás el horror de la guerra y el espanto de la violación, igual que la alegría vibrante del primer amor o el orgullo guerrero venciendo al dragón. Lo verás porque realmente todo esto ocurre en el mundo. Porque nosotros, los bufones, los artistas que contamos cosas (es decir: todos) solo podemos contar lo que ya vemos en el mundo. Como si fuéramos espejos, solo podemos enseñarte lo que tenemos delante, incluso los ilusionistas: dependemos de ti para que ocurra nuestra magia. Contarte, en esencia, lo que somos. Algunos tuvieron la visión inmensa de Cervantes y capturaron el mundo en un solo relato. Otros no podemos y narramos mundos más pequeños, como hicieron los dos compañeros que hoy duermen a la sombra de las rejas, contando una visión del mundo que no comparto y errando en la manera de hacerlo, negligente e incompetentemente. De eso son culpables, lo pienso tan fuerte como tú. Se lo diré cuando los vea.

Pero hoy debo desenvainar, cerrando filas a su lado, porque llueve fuego enemigo en cada escena, bajo cada foco que vayamos a pisar.

Y mientras tanto, se abre el telón.

El bufón se burla de la crueldad del Rey.

Y en respuesta, el rey estrangula a los bufones.

– Max Verdié, mentalista que quiso ser poeta. Bufón. Hoy 9 de febrero de 2016 parte de mí duerme en la cárcel.

______________________________

Para consultar, este es el primer enlace que aparece en google sobre el asunto. Lo elijo tan solo por el primero. No será el último: http://www.elmundo.es/madrid/2016/02/06/56b5cb5d268e3ee9218b467e.html

Entradas recientes