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5 claves no verbales para pescar a un mentiroso

¿Te ha pasado? Me imagino que más de una vez te has encontrado ante una persona que, sabías tú, te estaba mintiendo positivamente, aunque no sabrías decir el porqué. No te quiero aburrir con números, pero ya sabes que la mayor parte de la comunicación interpersonal no es precisamente verbal. Hay infinidad de detalles que percibimos subliminalmente que nos hacen formarnos una idea de la veracidad de la confesión de nuestro interlocutor. Y si eres hombre, tengo una mala noticia para ti: ellas son más eficaces leyendo e interpretando ese lenguaje no verbal. Así que ten cuidado si cometes uno de estos cinco errores fatales:

1) No mires a la derecha ni para evitar un coche: el cerebro humano está dividido en dos hemisferios. El hemisferio izquierdo se encarga de la parte lógica, la memoria, el proceso verbal y espacial. Análisis sintáctico y matemáticas se desarrollan aquí. Si no eras bueno en esas destrezas en el colegio, ya sabes a quién echar la culpa. Por otro lado, el hemisferio derecho tiene que ver con la creatividad, la comunicación y el proceso de las emociones. La fantasía se produce aquí. cuando alguien mira a la izquierda mientras conversa, está tratando de conectar con su memoria, de evocar un recuerdo que ha vivido. Por el contrario, cuando mira a la derecha, conecta inconscientemente con la parte de su cerebro que crea la imaginación. Así que lo más probable es que esté tratando de construir un pensamiento que no ha ocurrido en realidad.

2) No te pares demasiado tiempo: a menudo, una pausa verbal demasiado larga revela un proceso de diálogo interno. Puede deberse a dos cosas: tu interlocutor trata de poner en orden ideas sobre algo que acaba de contar y no ha sido cierto o está tratando de inventar datos sobre la marcha. La invención de datos es un proceso muy complejo, sobre todo si estos han de ser coherentes entre sí. Ni que decir tiene que hacerlo a la par que otro proceso igualmente complejo como es emplear el habla provocará que uno entorpezca al otro. De ahí la incoherencia de los datos creados y los pequeños defectos del habla: muletillas, tartamudeos y, más frecuentemente, pausas largas en el discurso.

3) Ojo con los ojos: cuando mentimos, es inevitable pasar por un, al menos, leve estado de ansiedad, mayor cuando mayor sea la magnitud de la mentira. Uno de los marcadores más difícilmente evitables es una leve contracción de la pupila cuando verbalizamos aquello que sabemos que no es cierto. Pero ten cuidado. Es posible que, de tanto repetirla, la mente inconsciente acabe asumiendo como cierta una mentira. En este caso, este marcador desaparece. Seguro que tienes algún amigo que ha contado una anécdota imaginaria tantas veces que podría pasar por un polígrafo. Olvídate de buscar ese detalle en este amigo.

4) El secreto de Pinocho: el cuento de Carlo Collodi aventuraba algo cierto, al referirse a la nariz del travieso Pinoccio como un marcador de mentira. Tocarse este apéndice más veces de la cuenta es un signo muy común en los discursos mentirosos. También ocurre otra curiosidad: en las personas nerviosas, la temperatura de la nariz aumenta al dar un falso testimonio, lo que produce una dilatación, no tan patente como la de nuestro amigo de madera, pero visible para el ojo muy entrenado.

5) La verborrea del mentiroso: uno de los marcadores verbales más conocidos es este. Cuando alguien quiere convencer a su interlocutor de que algo falso ha sucedido, tiende a repetir inconscientemente el dato intruso. Así que desconfía cuando alguien afirme varias veces que la chica de ayer era pelirroja o que llega tarde (y lo repite insistentemente) por culpa de un atasco. Estate también atento a las incoherencias: si se confunde y dice que el atasco le sorprendió a menos cuarto y luego afirma que a menos diez, o que la chica pelirroja llevaba flequillo y luego media melena, vuelve desconfiar. Lo más probable es que la persona mentirosa ni siquiera sea consciente en ningún momento de haber introducido un dato discrepante.

Christina Hendricks, la pelirroja que NO me he encontrado nunca.

Disfruta de estos pequeños secretos del lenguaje no verbal, pero no te vuelvas loco. La psicología dista mucho de ser una ciencia exacta, y aunque todo esto se cumple en la mayor parte de los casos no sería justo que un ataque de paranoia por tu parte trate de desacreditar a todo amigo que se confunda con los cortes de pelo de las pelirrojas a las que conoce cuando nadie está mirando.

BIBLIOGRAFÍA:

ECKMAN, P., El rostro de las emociones, Editorial RBA, 2012

THIEL, E., El lenguaje del cuerpo, Ediciones Elfos, 1991.

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